8 abr 2020

Dividida

Madrugada de día 29 de confinamiento.

Emocionalmente, lo que más echo de menos de ti son tus abrazos. 
Como mucho, tu piel.
Sentir tu respiración cerca de mi cuello y sincronizar mi latido al tuyo mientras entierro mi rostro en tu pecho.

Pero está mi cuerpo. 
Sí, eso que el mundo insiste en ensuciar. 
Echo de menos que un roce o mirada me produzca taquicardia.
Echo de menos tu sudor y el mío. 

Pero sin corazón el cuerpo no vive. 

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