Emocionalmente, lo que más echo de menos de ti son tus abrazos.
Como mucho, tu piel.
Sentir tu respiración cerca de mi cuello y sincronizar mi latido al tuyo mientras entierro mi rostro en tu pecho.
Pero está mi cuerpo.
Sí, eso que el mundo insiste en ensuciar.
Echo de menos que un roce o mirada me produzca taquicardia.
Echo de menos tu sudor y el mío.
Pero sin corazón el cuerpo no vive.
No hay comentarios:
Publicar un comentario