8 abr 2013

Paz


Respirar con el suelo pélvico? Contar ovejitas? Nada de eso me vale ni me valdrá para conciliar el sueño. Esta madrugada, desesperada por descansar, he imaginado que mi colchón era tu espalda; ha funcionado. Y también en el tatami he imaginado que era el peso de tu cuerpo el que sostenía mis hombros y mis piernas, tu aliento el que rozaba mis articulaciones; y he podido respirar sin dificultad, se han pasado los cuarenta y cinco minutos como si fueran diez. No he sentido ningún tirón, ninguna sobrecarga; porque tu aportas a mi realidad una calma imperturbable, lo sabes. Conozco y adoro tu ironía, y, más aun, tu lado cariñoso. Me parece que muy pocas personas saben de su existencia, pero yo no concibo una vida sin esa paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario