Siempre serendipia.
Me jode la gente que dice que si echas de menos no eres feliz.
La misma que confunde realismo con pesimismo.
Hay momentos enlos que me perdería sin duda.
Una risa sin miedo.
Un estremecimiento de cuerpos.
Un mundo quebrando sin dejar de ser entero.
Duelen las fechas, o las casi fechas.
Pero y lo que llenan las pasadas equivocaciones, que esta vez son liberaciones?
Todas son nuevas.
Unas para escribir;
Otras, descubrir entre sábanas.
Planificando un próximo destino, sin saber cuándo.
Redirogiendo todos esos hilos que dirigían un sueño pero que ya cambió.
Superando ideas insanas.
Ni siquiera las primeras entradas conservan validez.
Para qué odiar tanto, dejarme consumir?
Todo ese miedo que solo asfixiaba?
Las noches, no de san Juan, no de sexo, puede que de escribir.
Ésas son las que parece que no, pero están llenas de respuestas.
Hace menos de medio año llegué a un pacto frente a mi mono insaciable de viajar.
"Sitios nuevos.
Para sustituir es necesario remover,
y será por lugares en el mundo!"
Pero las piscinas de mi infancia, esas que evité durante casi una década y que dolían tanto, son válvulas de frío y asfalto, sin billete de autobús siquiera.
Una toalla, bocata y fruta.
Y un poco de sal.
Libro siempre opcional.
Que sustituya, que ya no duela estar a 4 metros de mi primera barra de ballet, no quiere decir no queden trazas de nostalgia cuando veo secadores o las tumbonas de las mamis.
Pero este verano que aun no es, va a ser salud.
Hace ya demasiado erais mis secretos, mis heridas abiertas.
Y seguis siendo heridas, no cicatrizadas del todo, pero doleis menos.
Habeis hecho callo.
Ya no secretos, más bien tinta, motivos pero no únicos.
Ni mayo ni este próximo martes.
No, no voy a dejar de valorar esos días, pero doleis cuando surje.
No cuando toca.
Tepito, no sois secretos.
Sí, recuerdo algunas entradas que hablaban modo oculto, pero ya no.
No sois el centro, pero parte sí.
Café y galletas de chocolate.
Duermes bien, desayunas, sales a la calle, hace buen tiempo.
Y de golpe, te mareas y rompes a llorar.
Por qué? No lo sé.
Hw perdido miedo a todas las fechas que me horrorizaban, y a muchos lugares también.
Pero esto pasa.
Llorar porque sí.
Puede que lo necesite de vez en cuando.
Como hace años alguien dijo, "suero para hidratarte bien".
En fin, eso sí que me lleva a lugares que no quiero.
Cuando llega el sol que tanto necesitan mi piel y mi mente para sentirse en casa, mi cabeza decide que no.
Horas de oscuridad y sonidos al mínimo.
Esto no me pasa en otras ciudades.
Tampoco me pasa en tu piel.
Esa península, unida a un continente llamado casa.
No tiene himno, ni polémicas, ni turismo.
Vas sin maletas ni pasaportes, sólo para fundirte en alguna playa con opción nudista.
Un sol casi cegador, que no llega a molestar.
Relojes de arena tumbados.
Sin bitllete de vuelta fijado.
Callar porque es incorrecto.
Fingir porque parece prohibido sentir.
Los tequieros no dichos.
Los "hasta aquí".
Siempre al borde, queriendo no molestar o parecer una dramas.
Mala hierba...
Agradeciendo haber encontrado escapes y, más o menos, tener claros los objetivos.
Pero demasiado pasado, aun.
Temor a repetir, o yo qué sé.
