No suelo
usar cifras en mis entradas, pero hace algo de tiempo que ese detalle ha
cambiado.
Costumbres:
dormir en TU cama comer en TU casa y, desde hace varias semanas, estar en
pijama allí. Hay algo nuevo. Puede que no sea la primera noche que hemos
dormido bajo la misma sábana, pero hasta ayer TU Cama no había sido mi reposo
nocturno.
Los besos.
Como siempre,
tiernos, cálidos, lentos… rápidos, húmedos; hay niveles, cada momento, cada mensaje
no escrito. Pero HAY OTRA NOVEDAD. Ayer nuestros besos fueron kamikazes hacia
otro mundo. Mi respiración y mis latidos se volvieron locos; igual que toda mi
piel adquirió una carga eléctrica brutal y cada centímetro de mi cuerpo insistía
en acortar cualquier distancia.
Nuevas expresiones.
Nuevas respiraciones. ¿Nuevas sonrisas? Las mismas de siempre; a cada instante
se renuevan.
Ya no
es que te preocupes de mi alimentación ni mi comodidad. Te adaptas a mis
tiempos, a cada pausa, a cada ataque de mimos.
También
ha cambiado el tipo de sueños en los que apareces. Hay contextos de comedias románticas
y también contextos de terror, pero da igual. Porque son sueños. Sueños que no
merecen plazo fijo en mi pensamiento.
La verdad
es que, desde anoche, hay tropecientos mil detalles que me hacen suspirar. Contemplar
la leve curva de mis caderas, la marca de mis clavículas, ver/oler tu pijama,
ojear el punto exacto de tu cama donde nos besamos con locura, el simple
recuerdo de la sonrisa de tus ojos cuando sujetas mi cintura.
Y es de
locos darlo TODO por tres meses y medio. Es de locos la dependencia emocional. Pero
es de gilipollas dejar pasar todo este amor.
Por una
vez, sé lo que quiero. ¿Cómo era esa frase, Mr Secretos? Ah, sí. TODO LLEGA.