2 jun 2014

Espacio

Pausa, distancia... aire.

Cualquier tipo de espacio está limitado. La atmósfera por la capa de ozono. Una amistad cuando la confianza es amor. Un hogar por la cerradura de la puerta.

Y a menudo es necesaria una llave. Llaves que abren corazones. Llaves que te abren paso a un mundo impartido por tus reglas. Llaves que abren etapas de madurez. Llaves que abren esperanzas. Y llaves que dan portazo a rutinas.

Espacios individuales, espacios compartidos. Espacio contigo, espacio con oxígeno. Espacio nuevo, espacio suficiente para soñar, también sufrir, por mi cuenta y riesgo.

Hoy, en la prueba médica, me ha hecho gracia “¿Sois pareja? Siéntate aquí y levántate la camiseta”. He aguantado más de lo que me creía capaz, pero el límite es repentino, como siempre. Espacio insuficiente en mis pulmones, arterias… o lo que sea. Otra vez, espacio.


Espacio también es un bien material. Y, ¿sabes? Cuando estoy contigo, sin necesidad de contacto físico ni hablar, una especie de cúpula se cierne sobre nosotros y crea NUESTRO espacio. En la calle, en casa, en el médico, mediante una llamada de teléfono, no importa. Ahora mismo estoy compartiendo espacio contigo, porque mi corazón está pensando en ti y hablando de cosas relacionadas contigo. Me duermo contigo, sueño contigo, me despierto contigo, tomo café contigo, respiro contigo. Lo mejor es que no hay cifras de metros cuadrados ni nada que delimite nuestro espacio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario