Escribo
los bocetos de mis blogs en un cuadernito. Doble tarea, pero me gusta.
He estado
dos noches durmiendo un poco mal, por culpa del colchón, y salía pronto a la
calle con tal de no ver el desorden que conlleva la mudanza.
Pero ayer
fue un “primer día”. Cenaste en casa. Hemos dormido juntos, otra vez… pero esta
vez solo tú y yo, y sin presiones. Tras desayunar, vuelta a dormir. Y tras
comer, otra vez. Desde hoy, hay un pijama tuyo en mi casa y viceversa.
Pero ahora
toca relatar. Dormir contigo no era nuevo, pero me parece perfecto. Porque es confianza,
es respeto con mayúsculas. Porque cualquier pareja que comparten cama, por
regla de tres, tienen algo más que caricias. En cambio nosotros no. Tu manía de
quitar granitos de mi espalda hoy me ha hecho ver que no pasará nada mal. Me he
vestido mientras dormías sin timidez, principalmente porque me respetas,
repito. También me ha encantado cada minuto que hemos pasado repantigados en el
mismo sofá. Y cuando hemos comido sentados en el suelo.
Besos tiernos,
besos traviesos, besos dulces, besos simples.
Como siempre,
me ayudas. ¿Cómo? No lo sé, pero lo haces como nadie. Perfecto, preciso.
Además,
ya sabes que tengo ganas locas de compartir este mi Espacio con otras
personillas… tiempo habrá. Lo bonito es que tú has sido el primero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario