6 jun 2014

Una noche

Escribo los bocetos de mis blogs en un cuadernito. Doble tarea, pero me gusta.

He estado dos noches durmiendo un poco mal, por culpa del colchón, y salía pronto a la calle con tal de no ver el desorden que conlleva la mudanza.

Pero ayer fue un “primer día”. Cenaste en casa. Hemos dormido juntos, otra vez… pero esta vez solo tú y yo, y sin presiones. Tras desayunar, vuelta a dormir. Y tras comer, otra vez. Desde hoy, hay un pijama tuyo en mi casa y viceversa.

Pero ahora toca relatar. Dormir contigo no era nuevo, pero me parece perfecto. Porque es confianza, es respeto con mayúsculas. Porque cualquier pareja que comparten cama, por regla de tres, tienen algo más que caricias. En cambio nosotros no. Tu manía de quitar granitos de mi espalda hoy me ha hecho ver que no pasará nada mal. Me he vestido mientras dormías sin timidez, principalmente porque me respetas, repito. También me ha encantado cada minuto que hemos pasado repantigados en el mismo sofá. Y cuando hemos comido sentados en el suelo.

Besos tiernos, besos traviesos, besos dulces, besos simples.

Como siempre, me ayudas. ¿Cómo? No lo sé, pero lo haces como nadie. Perfecto, preciso.


Además, ya sabes que tengo ganas locas de compartir este mi Espacio con otras personillas… tiempo habrá. Lo bonito es que tú has sido el primero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario