¿Acaso
es normal planificar una quedada hasta medianoche y proseguir dos horas más? ¿Acaso
es normal pedirnos unos cafés a altas horas de la noche? ¿Acaso es normal que aún
me sorprenda el efecto de tus manos?
Pues no,
no es normal. Igual que no es normal que llevase cerca de un año sin llegar a
casa a esta hora. Pero, ¿sabes qué? Mr Secretos, una vez más, tiene toda la razón.
TODO LLEGA.
Puede que
haya sido raro beber refresco de cola en tazas, a falta de vasos. Puede que haya
sido raro quedar con Piruleta, tomar algo en ese bar saturado de leyenda, para
luego enseñarle mi Espacio. Puede que haya sido extraño tardar tanto tiempo en
ser algo más que Vitoria o Lerma. Pero llegó.
La báscula
por fin dejó de llevarme la contraria. Mi estómago acepta lo que le doy. Las risas
me provocan dolor abdominal, de nuevo. Y… no sé. Pulsera blanca parecía incluso
ilusionada. Y Hec, lo he dicho, igual es cosa mía, me parece más abierto
conmigo, más él mismo.
Pero no
son sólo mis cambios, sino también los comportamientos respecto a mí. Ayer comprendí
la imposibilidad de filosofar con Leñador; también que mi cuerpo se ha desacostumbrado
a los licores. Pero, ante todo, me quedo con las sonrisas transformadas en
risas.
Dentro de
un mes, hoy será un viernes más. Espero.
PDT: el
80% de esta entrada parece un inventario, ajeno a ti, pero, cualquiera que me
conozca antes de ti, sabe que esto es resultado de tu presencia en mis días.
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