15 jun 2014

Hábitos

¿Acaso es normal planificar una quedada hasta medianoche y proseguir dos horas más? ¿Acaso es normal pedirnos unos cafés a altas horas de la noche? ¿Acaso es normal que aún me sorprenda el efecto de tus manos?

Pues no, no es normal. Igual que no es normal que llevase cerca de un año sin llegar a casa a esta hora. Pero, ¿sabes qué? Mr Secretos, una vez más, tiene toda la razón. TODO LLEGA.

Puede que haya sido raro beber refresco de cola en tazas, a falta de vasos. Puede que haya sido raro quedar con Piruleta, tomar algo en ese bar saturado de leyenda, para luego enseñarle mi Espacio. Puede que haya sido extraño tardar tanto tiempo en ser algo más que Vitoria o Lerma. Pero llegó.

La báscula por fin dejó de llevarme la contraria. Mi estómago acepta lo que le doy. Las risas me provocan dolor abdominal, de nuevo. Y… no sé. Pulsera blanca parecía incluso ilusionada. Y Hec, lo he dicho, igual es cosa mía, me parece más abierto conmigo, más él mismo.

Pero no son sólo mis cambios, sino también los comportamientos respecto a mí. Ayer comprendí la imposibilidad de filosofar con Leñador; también que mi cuerpo se ha desacostumbrado a los licores. Pero, ante todo, me quedo con las sonrisas transformadas en risas.

Dentro de un mes, hoy será un viernes más. Espero.


PDT: el 80% de esta entrada parece un inventario, ajeno a ti, pero, cualquiera que me conozca antes de ti, sabe que esto es resultado de tu presencia en mis días. 

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