Hace menos de medio año llegué a un pacto frente a mi mono insaciable de viajar.
"Sitios nuevos.
Para sustituir es necesario remover,
y será por lugares en el mundo!"
Pero las piscinas de mi infancia, esas que evité durante casi una década y que dolían tanto, son válvulas de frío y asfalto, sin billete de autobús siquiera.
Una toalla, bocata y fruta.
Y un poco de sal.
Libro siempre opcional.
Que sustituya, que ya no duela estar a 4 metros de mi primera barra de ballet, no quiere decir no queden trazas de nostalgia cuando veo secadores o las tumbonas de las mamis.
Pero este verano que aun no es, va a ser salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario