4 jun 2019

Próximo destino

Cuando llega el sol que tanto necesitan mi piel y mi mente para sentirse en casa, mi cabeza decide que no.
Horas de oscuridad y sonidos al mínimo.

Esto no me pasa en otras ciudades.
Tampoco me pasa en tu piel.

Esa península, unida a un continente llamado casa.
No tiene himno, ni polémicas, ni turismo.
Vas sin maletas ni pasaportes, sólo para fundirte en alguna playa con opción nudista.

Un sol casi cegador, que no llega a molestar.
Relojes de arena tumbados.
Sin bitllete de vuelta fijado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario