13 ene 2015

Bicho raro, gracias

Llorar, sentirme inferior a los de más por no tener las mismas habilidades o los mismos vínculos... eran lujos que no podía permitir a tanto ignorante de la verdadera felicidad. Sin duda equivocaban el término de la felicidad.
Ese afán por morrearse cada noche con un tío diferente o bajarse las bragas cuando aun no querían ser despprendidas... no iba conmigo. Nunca me interesó coleccionar besadores, coleccionistas de caricias y mucho menos competir en "Yo grito más que tú cuando llego al clímax".
Tampoco soy de las que creen que un martes 13, como hoy, da mala suerte. Es más, a mí me horroriza cuando cae en lunes.

Cuando mis compañeras de colegio fumaban y bebían cada fin de semana, yo estaba enganchadísima al Nestea. Cuando admiraban acuatro niños bailando break en los recreos, yo sólo pensaba en que fuera jueves o domingo para ir a coro. Cuando elos viernes quedaban con sus rollos esporádicos, yo leía, me ponía frente al espejo con el cepillo del pelo en la mano o hacia con mis amigas el recorrido semanal hacia las mismas tiendas de dulces.

Lo mejor de todo es que yo era feliz así. Era diferente, soy diferente. Una vez más, se polariza. Quienes siguen la corriente y quienes van a su bola.
Y así sigo siendo. No visto como se lleva, no escucho las novedades musicales. Ni siquiera estoy muy puesta en los últimos libros sacados al mercado.
Me hago preguntas cada día que corresponden a una edad que no es la mía, ¿y qué?



Quién sabe si, si no hubiera sido un bicho raro, escribiría en este blog, conocería a la gente que conozco, tendría los objetivos que tengo, soñaría co un futuro tan claro contigo.
Es curioso; hace no mucho, no quería ningún tipo de futuro.


2 comentarios:

  1. Q guay, si q es cierto, esos "viernes en los q ibamos a las mismas tiendas de dulces"

    ResponderEliminar
  2. Cada persona es única, no lo olvides. Sino seriamos copias...baratas.

    ResponderEliminar