17 feb 2015

Mi príncipe raro

Últimamente los días están tan cargados de estrés, emociones, ganas... que me desbordan, y, al caer la noche, apenas puedo pensar en bajar la persiana. ¿Resultado? Me despierto pronto y sin haber descansado bien.

A lo largo del día, me acuerdo tantas veces de ti que alguna vez se me escapa tu nombre en la frase equivocada.
Una contractura en el músculo que se encarga de mis risas no es de extrañar.
Ni que, si es verdad que "la felicidad engorda", esté medio kilo por encima de mi peso (bienvenido sea).

Ya nada es nuevo. Dentro de dos semanas, se hace el aniversario de mi nuevo inicio, mi nueva felicidad, ESTO NUESTRO.
No hay san Va-lentín, ni noche vieja, ni domingos, ni inesperados lunes... que puedan significar tantas cosas ala vez. Tantas veces hablo de muerte, y nunca escribí sobre el fin/origen de ese 03/03/14.
Fue fin de una vida sin sentido, sin ganas, sin ilusiones.
E inicio de sonrisas, entusiasmo y superaciones.
Una noche de este verano comencé una lista de "parches". Es de risa lo rápido que han desaparecido, día a día todas esas razones que me hacían dar marcha atrás.
Has retomado el papel de mi estrellita, cuidándome y oxigenando mis días. Has derribado muros que me impedían ver los objetivos de mi vida, de cualquier vida a largo plazo.

Has aparecido. Has pulsado al tecla que necesitaba. Y antes de ayer me dijiste una cosa que me partió los esquemas.
"Asume que soy un bicho raro" dije. Y tú "A mí no me pareces tan rara".


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