Odio darte las buenas noches por escrito, a un par de kilómetros de ti.
Odio darme la vuelta en la cama y no verte. Estirarme y no tocarte.
Odio la pesadez del tiempo igual que la velocidad de las agujas cuando estamos juntos.
Odio los móviles, los autobuses que se retrasan, las compras para uno.
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