No sé poner en forma de palabras las ganas que tengo de formalizar lo que ya es formal.
Contigo y con Microbio.
O con Cafe con leche o Avispa.
Que un te quiero o "amor" no sea tan raro.
Que los movimientos a un ritmo no sean recuerdos ni futuros.
Seguirá existiendo el miedo, pero ya no está en cada latido.
Y la soledad ya se esfumó. Lo dije.
Ni siquiera cuando las sábanas frías son lo único que me toca.
Ayer, cuando te pedí que me dejaras dormir un rato, no sé si fue el calor de tus mantas o el olor de tus sábanas, pero recordé esa infancia previa a, ya sabes qué, en la que nada podía pasar.
Eso es tu cama para mí.
Un castillo que ningún dragón puede destruir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario