Esta mañana no sabía si seguía allí hasta que he abierto los ojos.
He calzado las mismas sandalias que el día de el oriental y el helado, pero he ido a mi paso.
Estoy esperando a poder llenar la nevera, que vendrá en un rato.
He comprado y encargado material para retomar ese idioma tan bonito, con aroma a candados.
Todo ello con la misma temperatura o unos grados más que la semana pasada.
Y lo siento, pero dadme humedad.
Me estoy planteando muy en serio si la adaptación a un clima puede ser genético.
No hay comentarios:
Publicar un comentario