Te siento bajo la lluvia, también cuando me empapas bajo la ducha y persigues la espuma que crea el jabón.
Te siento en las sábanas que me enredan en la madrugada y no quieren que me aleje.
Te siento en la brisa del río cuando salgo a entrenar.
Te siento en la oscuridad corrompida por la puerta entreabierta de la habitación, que impide que tenga miedo a cerrar los ojos.
Te siento y te sentí en tantos sitios.
Te busqué en manos aferradas, te busqué en historias escritas por autores de otro tiempo, te busqué en leyendas y predicciones inciertas.
Te busqué en coincidencias, cuando resultaste haber estado desde tiempo atrás.
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