Siempre hace ilusión rescatar costumbres.
Mi palabra favorita, más tiempo que el que sonó en mi casa, fue rampete.
Pocos saben porqué, pero me encantaba.
Quién sabe si ese miedo a cenar lechuga, esa mala experiencia... vino por ahi.
No sé porqué mi estado favorito de la luna es clásico de una película infantil que nunca me hizo gracia.
Y cuando se vuelve a llamar a personas con palabras de otro tiempo?
No es casualidad.
Las palabras son dibujos que resumen momentos, aunque se haya popularizado.
Y lo mejor es que hay palabras que tiran, no caducan.
Estoy mirando precios de hábitos de mi madre y reviviendo las cocinitas que me trajeron los reyes con 3 años, en versión adulta.
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