Esos días de llorar porque sí.
Cuando el cuerpo decide doler.
Estar partida a cada respiración.
Todo vale cuando llamo a tu casa y, quien toque, me mande a urgencias de cabeza o me un "ya pasará, puedes con esto y más".
Aprendí con John Green que el dolor implica que estás vivo.
Y que poca gente se reconcilia con el dolor.
Me hace gracia cuando en urgencias pretenden enchufarme Enantyum.
"Me sienta mal"
"Vale, entonces otra cosa"
Tal vez lo que cure todo, y ningún médico receta, es un parde jornadas de mimos, caricias, calorcito y un cuento susurrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario