28 feb 2019

Hace semanas, una niña me pidió este cuento

Érase una vez una chica grande que ya no bailaba, ni cantaba, ni reía, ni dormía... y se puso malita pero apenas comía.

Hasta que un amigo se hizo especial cuidándola y pasando muchas horas con ella.
La chica tenía miedo de liarla, pero su amigo decidió no irse.

Pasaron un día en otro reino, con amigos, sin relojes, y las pupas que ella tenía se quedaron en casa.

Un poquito después, se mudó a un castillo nuevo, pequeñito pero suyo.
Y se curó.
Poco a poco, pero ya dormía mejor.

Pasó el tirmpo. Hubieron rosas, besos, vacaciones, sabores mágicos, clases de ballet y todas las ganas que les faltaban a los dos multiplicadas por 60.

Una por cada mes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario