Cuando encuentras dónde, con quién y cómo desconectar del estrés, no sabes qué te pasa.
Satisfacción?
Miedo?
Ansiedad para variar?
Cenar bajo mínimos para acto seguido desplomar en la cama y no conseguir saber què se quiere hacer.
Esceibir es la opción rápida e indolora.
Pero y si necesito llorar? O reir. O sercir te quiero.
Por qué vivimos tan de puntillas?
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