Esa vez que J. propuso "terapia de choque" respecto a C, y rompí a llorar y él me miró como nunca antes sujetando mis manos.
Nuestro primer beso, rápido, a las 21.00.
Aquel despertar que comenzó a encender una parte olvidada u oculta.
De un tiempo a esta parte (no me refiero a Denia, ni Gijón) repaso momentos pasados y descubro cosas que no vi.
Los silencios entre tanto ruido.
El espacio para ser libre.
Y nunca mentiras.
Cuando digo nunca, es nunca.
No han habido demasiadas promesas idealizadas, pero las que han sido no quiebran.
De J. aprendí, no a mal.
De amistades deshonestas también.
Pero lo importante es que un día decidí aprender a amarme.
Con mis rarezas y días grises.
Mi último tatuaje ya lo dijo todo.
Absolutamente todo pasa.
Y la luz está donde no se busca.
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