Mi cuerpo, mis normas.
Mi vida, mi ideoligía.
Mi silencio, mis incontinencias verbales.
Es raro, pero ni el amor romántico, ni esas amistades que son familia sin sangre, se igualan a otras personas.
Vas a tu bola, y, como vivir a 100 metros es lo que tiene, te encuentras.
Y un café arregla todo lo que estaba desordenado.
Es como ir a investigar a una biblioteca, como leer capítulos que yo viví pero no sentí.
Nadie valora el poder que tiene cruzar un rellqno y que te den macarrones, o bajar dos pisos e intercambiar películas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario