4 nov 2012

¿De qué vale

Ser “fuerte” si no hay valor? Saber defensa personal, si te ataca el pánico Ser romántic@, si no amas Tener las cosas claras, si no actúas De todo esto me di cuenta anoche. Puede que en mi cabeza quede claro que soy “fuerte”, porque no me hundo en determinadas ocasiones, pero no soy fuerte porque no lo comparto. Como si tuviese miedo de, al decirlo, me tacharan de frágil. Inseguridades. Hay fechas complicadas en las que mi corazón insiste en encerrarse en casa y taparse con la manta, pero mi estrella, mi fuerza, lo saca a rastras a la calle para que le dé el aire y se distraiga con un entorno agradable. Y mi estrella también deja grabado en mi piel que tengo que sonreír, que no debo pensar y que el miedo nunca es real. Tal vez, solo tal vez, se esté oxidando esta armadura que me aconsejó mi estrella, porque cada vez mis pensamientos lo tienen más difícil para pasar por mi voz. Mis manos no; de hecho me ayuda escribir. Pero hablarlo… llámalo timidez, llámalo vergüenza, solo cuando alguien me anima a compartir, entreabro mi armadura y dejo salir un hilillo de sentimientos. Luego es cuando escribo, porque siempre me dejo mil cosas por contar. Tengo que agradecer, siempre, a esas personas que me animan a expresarme; consiguen que me conozca más a fondo. Consiguen que en este blog haya variedad temática. El caso es que… esos pensamientos propulsados al exterior fueron el corcho de una botella de champán; puso hacer mucho ruido, pero más ruido está haciendo toda la espuma. Las fechas que duelen, el no tener medios físicos para recordar… Qué tontería he dicho, ¿no? Tengo mi estrella, tengo mi hombro, ¿qué más podría pedir? Pues algo real estaría bien. Yo no quiero ser tan “fuerte”; sentir tantas cosas y aprisionarlas en mi armadura. Porque me parece egoísta. Las cosas malas también merecen ser compartidas, creo yo, porque son lecciones, que hacen madurar no solo a quienes las sufren. Mi fortaleza es pasar fechas duras, sin exteriorizar un dolor que va menguando. Ver coches, parques o personas y aceptarlos como parte del presente. Ojala esa realidad pudiera hacerme más valiente.

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