Es curioso el destino. En un trascurso de 24 horas, las
circunstancias se han ido relacionando para hacer posible una hipótesis
mencionada por un amigo. Estar comiendo en un restaurante de comida rápida, que
ya fue una planificación en cierto tiempo, y de repente oír una de las pocas
canciones que pudimos corear COMPLETAS esa noche, ese SMS “Stamos x el recreo,
en 15 min estamos allí”. Fueron cuatro horas de desconexión de mis
preocupaciones, muchas canciones gritadas que nos quitaron la voz; me acompañaron
a casa. Hablaba mucho con ellos, de Torrevieja, de ciertas chicas, botellones y
algunas posibles compras. “Estudiar un viernes por la tarde es pecado mortal”.
Un 5 de Octubre todo evolucionó. Cómo no, ambos llegaron tarde, pero no
importó; fuimos al centro y les hice muchísimas fotos. Con fondo gris,
acuático, de pie, en el suelo, en lo alto; yo mandaba y ellos posaban. Algún
abrazo rápido, que al principio me chocó, me dio a conocer la actitud cariñosa
de uno de ellos. Un par de horas después, ellos habían quedado con otra gente,
me dijeron que siguiese con ellos. Ya era un dilema bajar al centro con esa
sudadera y ese “bolso” tan de diario, pero bueno, vale. Compartí con uno de
ellos un cachi de calimora. La semana siguiente volví a salir con ellos. Conocí
el poder que tiene un brazo pasado por los hombros. Confianza y apoyo al mismo
tiempo. Hubieron blogs al respecto de las primeras quedadas. Pero nada es para
siempre, y por eso mismo un día fue el fin. Ciertas personas me amargaron la
tarde, pero estos dos amigos me frenaron con un “Qué ha pasado?”. Estuvieron conmigo
el resto de esa tarde-noche. Uno abrigó mis dudas con palabras cálidas; el
otro, sentado a mi izquierda, y conociéndome, pasó su brazo derecho por mis
costillas. Está en Formula de los abrazos II. Entre ambos acompañaron mi noche
hasta ir cada uno a su casa. Continuamos hablando, continúan siendo importantes
para mí, de hechos uno de ellos es un punto PRO de mi lista. A uno le escribí
un texto de 98 palabras para una especie de confesión amorosa, al otro le ayudo
siempre que puedo. Podrían ser unos amigos más de la lista, pero no lo son. Son
importantes, por el concierto, por el tiempo que salí con ese grupo de gente,
por todo lo que hablamos y porque son de los poquísimos amigos que tengo, a día
de hoy, de mi colegio de siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario