Cabe destacar que ayer retomé mi rutina deportiva, en
pequeñas dosis, eso sí. Una pequeña dosis que, al parecer, ha sido suficiente
para contracturar uno de mis hombros. Pero no importa, eso con una pastilla y
quince minutos de hielo se pasa. La angustia el miedo, las ganas de llorar, no
tienen antídoto.
Ser consciente de que alguien revuele dentro de mí, sacando
mi pasado y jugando con mis traumas; desde el principio supe que “el Caramelo
provoca caries” pero es ahora cuando pasa factura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario