1 oct 2013

Tardo, pero aprendo


Tomar café (hacer pausa diaria) con cualquiera, conformarme con estrechar brazos desconocidos o perderme en canciones desconocidas.

Digamos que son barreras impuestas a mi forma de ser, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Esto me suena de una película, pero ahora es lo que siento y pienso. “Cualquiera” no es el concepto exacto; podría decir “un amarillo” o alguien que me conoce pero que yo apenas conozco. En cuanto a abrazar y hallar refugio es algo que anhelo, echo de menos ese calorcito, y, honestamente, no me importaría ser la parte activa del abrazo: la trasmisión de energía surte el mismo efecto en ambas direcciones, creo.  ¿Y qué decir de las canciones? Sí, soy coleccionista. Siempre he apostado por versiones lentas y cargadas de amor, pero ya no. El agudo de la música Heavy o la simpleza del Soul equivalen a la misma sensación, erizan la piel de mis oídos.

Por supuesto que sigo apostando por mis sueños, por mi “cuento imperfecto”, pero, hace tiempo, aprendí a vivir todo lo demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario