Es difícil ayudar a las estrellas

Días en las que no desayunas, no sales a la calle ni siquiera tienes fuerzas para pedir ayuda. Sentir un nudo en el estómago insoportable y una especie de náuseas que consigue que no dejes de mirar la puerta del baño. Todo por una verdadera amistad, verdadera preocupación. Ya no es por lo de ayer por hacerme responsable de problemas ajenos incluso recordar aquellos momentos supuestamente desagradables que alguien insistió en que tomara como algo natural. He pasado la noche presa de sueños buenos y malos, un torbellino vertiginoso y no puedo echarle la culpa a nadie sino a mi cabeza masoquista. Desaparecen las ganas de hablar, incluso de respirar. Por eso anoche te dije de quedar antes y sé que mi propósito de este año era vivir más el día a día, pero me he dado cuenta de que mi propósito ha fallado. El qué dirán respecto a mí a dejado de importar, pero la gente que realmente me importa me preocupa como siempre. Me puede la inutilidad para ayudarles como ellos en su día