21 mar 2015

Kilos

Demás o de menos.

Es asquerosamente vergonzosa la obsesión que hoy en día hay sobre el tema.
Lo peor es que no hay edad mínima permitida para tal estupidez.

Ojalá tuviera algo con lo que compararlo. ¿El amor tal vez? No creo. Es cierto que cada vez se descubre a edad más temprana, y a menudo existe la obsesión con cuantificarlo en kilos y kilos de detalles.
A menudo esos kilos son falsos.

Litros de besos bebidos a destiempo. Atracones de sexo que, a la larga, desaparecen.

Recuerdo que hasta hace no tanto aspiraba a mi IMC saludable.
Menuda gilipollez. Una fórmula no sabe el peso de mis huesos, mis tallas.
Pero lo mejor de todo es que el IMC se cree listo y también pone un máximo saludable.

En el amor no hay topes.
¿Amas? Eres feliz y deja de importar el cuánto, las cifras.

Se repite mi debate con el título de Moccia. ¿Por qué 3 metros? Yo diría quue son kilómetros.

Ahora atrévete a cuantificarlo en kilos.

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