23 may 2015

Con prisas

Para trabajar
Para besar
Para entregarse
Para ganar
Para soñar

Pero nunca para sufrir, para terminar o para acabar

Vale, reconozco que a una persona depresiva si que le pueden apetecer estas tres últimas cosas, pero intento creer que esa minoría. a la larga desaparece.

Tengo prisa de que estés bien. De salir de esta ciudad y dejar marcadas otras ciudades con el vapor de nuestra pasión.
O con la dulzura de nuestras caricias. Esas que convierten el cosquilleo en algo insoportable, que, tras pocos segundos, nos pone la piel de gallina.

Tengo prisa de "profanar" otros lugares? Sí y no.
¿Qué más da? Si no son nuestras marcas, serán otras.
Las pasiones son algo tan habitual como el oxígeno. Todos los días, a todas horas, en cualquier parte del mundo.

Yo no necesito dejar un candado en Verona ni en ningún puente, de cualquier ciudad.
No necesito una película romántica para ver amor, porque, con abrir los ojos (más bien cerrarlos) junto a ti, veo en vivo y directo la historia de amor más bonito que puedo imaginar.
No necesito ir a Finisterre (Acoruña) para contemplar que "el mundo termina aquí".

Para mí el mundo termina cuando me besas. Y que me llamen extremista, pero sí, para mí es como si terminase porque lo demás me deja de importar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario