Abro mi armario y el 80% de mi ropa me recuerda a ti.
La camiseta que llevé a Barcelona, la camiseta de nochebuena, el vestido de San Valentín, los pijamas que conoces, la camisa que compré en nuestro primer viernes.
Cada prenda interior que ha sobrado, del color que fuese.
Y lo que no sobra. Lo que no has querido, ni querrás, cambiar. Esa chica pequeñita, de curvas leves y con el pelo ahora corto, que veo en el espejo de mi armario. Se la ve bien; no le baila la ropa ni le queda hueca la sonrisa.
Creo recordar que el título de esta entrada lo es también de la canción de una película de dibujos.
Mulán.
Esa chica de origen chino que pasa de todo lo que se supone que tiene que ser.
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