"Si tienes una ideología firme, pero hay personas de tu entorno que no la comparten, siempre puede dar un vuelco"
Podría poner ejemplos ajenos a mí, pero paso.
Los motivos de un suicida siempre pueden girar.
El sentimiento de culpa de una víctima del maltrato.
El pánico a la maternidad.
El rechazo al amor.
La falta de autoestima.
Y no es cuestión de atiborrarnos a antidepresivos ni dejarnos el sueldo en terapias.
Todo se arregla el día que, saltas de la cama, te miras al espejo, sonríes y dices: Yo puedo.
Ese día empiezas a ver luz.
Hace menos de un año que tomé como algo habitual la que creía que sería mi fobia de por vida, la que me negaría cumplir sueños.
A día de hoy, esos sueños no me preocupan.
Ya llegarán.
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