Anoche si vueltas y vueltas en la cama.
Tantas que terminé tumbada en diagonal.
Y sabes? Nunca hacia estado tan impregnada de tu olor a sueños.
No a sexo, a sueños.
Olía a ti perfectamente. A tus rizos semi húmedos por el frío del sábado.
He empezado la mañana con prisas por todos.
Como te he dicho, he perdido la orientación del día.
He llegado a casa, he comido y... He echado de menos.
A personas que antes estaban a menudo, a canciones, a risas concretas, a olores que son personas.
Pero no a ti.
Porque tú estás.
En el almohadón derecho de mi cama, en tres fotos encima de la tele, en mi cartera, en la botella de cocacola, en mi muñeca derecha.... Y, cómo no,en mi clave de sol.
También estás en mi satisfacción al contemplar mi cuerpo y no ver huesos, en la cifra que marca la báscula, en mis sueños de futuro.
Gracias por estar en todo.
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