24 dic 2015

Falsedad

Que me perdone el universo, pero este año no voy a cambiar de opinión por agradar.

Espero esta noche con ganas de niña pequeña, sí, pero porque yo elijo con quién voy a cenar.
Una elección dentro de las opciones vitales.

Claro que me gustaría recuperar ciertas risas y grititos de mañana.
Pero no se puede.

Y dentro de lo posible, hace ya tiempo que me negué a fingir vínculos.

Odio estas fechas porque se supone que simbolizan una religión en la que cada vez menos gente cree.
La odio porque se ha hecho de un "aniversario religioso" una maratón de sonrisas hasta arriba de maquillaje, de consumo sustituyendo afecto.

Y es algo que no aguanto.

Claro que la familia puede ser un tesoro, pero a base de qué tal estás y apoyo.
La genética pasó de moda. No veis el boom de los bancos de semen?

Pues eso. Que no importa de dónde vengas, sino quién está ahí cuando tienes miedo.

Albert Espinosa los llama amarillos.
Otros los llaman colegas.

Yo los llamo familia que no te corre por las venas, pero que tienen hueco afianzado a base de donaciones de confianza.

Pocas personas han visto mi ombligo.
Casualidad?
Pocas personas me han visto dormida.
Otra casualidad?
Pocas personas han compartido piscina, cafés...

Y no por ser Navidad tenemos que vernos.
Ni hacer regalos.

Puede que los detalles que no olvide sean ir a por bombillas, ayudarme a estirar la cama, echarme crema en moratones, llevarme a citas médicas...

Queréis pseudónimos?

Microbio, Avispa, Hec, Infancia, Café con leche... Tú
(Y alguno que aún no tiene nombre, pero que leerá esta entrada)

A todos deciros que aunque no cenemos, aunque nos debamos cafés y no los tomemos estos dias, gracias por haberme hecho sentir necesaria/nunca sola, estos 365 días.

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