Las caídas son la chispa.
Podemos discutir, estar sin vernos, sin hablarnos?
No.
No puedo respirar y descansar sabiendo que pasa algo.
Hambre de besos, sed de tu voz y añoranza de miradas que eclipsan.
La luz de tu mirada y los atardeceres de manos que terminan bloqueadas, pierden fuerza y se quedan a vivir en otros cuerpos.
Lo más ambiguo es el significado de los silencios; atemorizan y llevan al centro del universo.
Y no eres tú, ni soy yo.
Ni es el sitio, ni el momento.
Es magia. Magia que hace madurar formas de pensar y miedos.
Magia que borra angustias y desliza kilómetros de papel en blanco, dispuesto a escuchar futuros imperfectos, únicos.
Cada caída precede un capítulo nuevo, más cercano a la cima.
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