Cada vez que me duele, recuerdo que es hereditario.
Hace ya casi 3 años, alguien decía que eso de doler de risa le pasaba también a mi base.
Duele reír, pero más duele no sentir emociones.
Tengo de dónde comparar.
Ser neutral cuando los demás se doblan o sentir frío cuando los demás hablan de calidez navideña, por ejemplo.
Lo duro que es sentirse motivo de una risa, en el colegio, en tu grupo de "amigos", y lo bonito que es compartirla.
O que te la provoquen.
Qué triste es que te llamen loco por reirte de ti mismo y que el otro sienta vergüenza ajena.
Qué triste es vivir con él paréntesis del revés.
Preocupada de calorías, de colores combinados, de la apariencia.
Qué bonito es reír y oír reír a personas que no exigen.
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