Cierro los ojos y oigo pianos, recuerdo perfectamente cada coreografía de pequeña, cada ensayo.
Puedo ver las prendas de clases y actuaciones, las horquillas y gel de brillo.
No puedo evitar llorar y, por un segundo, querer dejar todo lo que tengo y volver a ese tiempo, por unas horas tirada en el suelo con esas compañeras que desaparecieron.
He podido superar muchas cosas, contigo, pero esto no creo que pueda; es mi cuerpo el que vibra al pensarlo.
Ay si hubieras estado en la butaca de al lado viendo Esto no es historia de mujeres.
Ay si volviésemos a Sherezade y, por casualidad, saliera ella.
Que me perdonen quienes me lean, pero cada lágrima de nostalgia me nubla las letras y las emociones.
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