He llorado con películas.
Siete almas, Terabithia, una de Moccia en cierta escena, Vaiana al final...
Pero hoy no tocaba.
Desde el inicio he estado alejando emocionalmente las coincidencias, los caminos y muchas frases que ya escuché.
Pero todo se ha roto, en varios momentos.
Contaré un secreto.
El año 2008/09 tuve una necesidad vital de rozar guitarras, escucharlas y mirarlas; al menos fue mejor que el año siguiente con ese secreto de violines.
Ojalá no hubiera sido un aviso.
Y después, contigo, los pianos me enseñaron que no es cuestión de pulsar teclas sino de ligarlas y dejar que invadan los rincones de silencio que tenemos.
Ir al cine y estar media película con los ojos cerrados es la mejor experiencia que he tenido entre palomitas.
Y hablaba del secreto de los violines... me parece que mi secreto actual va a tener poca vida.
Antes tarareaba... ahora mi tobillo, mi cuello, mis dedos, quiere salirse del sitio.
Lo digo satisfecha; he vertido lágrimas en un sitio que no es contigo.
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