18 mar 2017

Si el mundo se congela hoy...

Los giros pueden tardar en llegar, pero hay personas que te ayudan a regresar a recuerdos olvidados para arreglar el ahora y el mañana.

Cada vez duele menos, pero la entrada, esa entrada, al centro comercial siempre va a tener latigazos de un recuerdo.
Como mil recuerdos más, más lejanos, más mágicos.

Porque, una vez más, te das cuenta de lo necesarias que son la ilusión y las lecciones Disney siendo ya mayores.
Porque si no arriesgas no VIVES.
Que, por mucho que nos hayamos acostumbrado, las personas no se ven... si cada persona es un mundo es por el mundo que encerramos dentro; no es cuestión de capas de cebolla.

Lo gracioso es que ya en casa pensé y: No recuerdo cuándo me empezaron a brillar los ojos todos los días.
No brillar de ver brillar, no.
Brillar de «quiero ver esta situación con otra perspectiva, como que todo va a salir bien y no tengo miedo a las circunstancias, porque de nada vale.

Brillar de rabia por todas las oportunidades que se me escaparon.
Brillar de ganas, pero no ansiedad​, de escribir mil y un capítulos de un bestseller privado, mío.
Por supuesto que habrán leyendas y habladurías, porque el mundo se aburre y hablar es gratis, pero la historia original no tiene coautores.

Y si el mundo se congelara de repente?
Qué te quedaría por decir?
Qué te quedaría por cumplir?
A dónde habrías querido ir?
Con quien habria sido tu último latido?

Haría falta estar así para saber?
Sería necesario arriesgar tanto para saber el porqué de nosotros?

Yo no quiero espejos, ni pétalos caídos. Mucho menos historias de amor escritas y ya leídas por medio mundo.

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