Se supone que ya no le quiero. Somos amigos, pero ya está. Y
se supone que tengo paciencia y voy a esperar. Pero me da por ver, más bien
escuchar, videos de hace ya años, de series o películas muy bonitas. Y lo paso
mal, porque ahora sé que es posible. Que el amor es improbable, que se pueden
hacer colecciones de recuerdos y que no es tan malo ser segundo plato.
Ahora entiendo lo que es quedarse con la hora, el roce de
dientes y el calor de un primer beso. Entiendo que a veces la seguridad y el
amor que sientes se apoderen de ti, y que solo reacciones cuando has hecho daño
a esa persona. Entiendo que todos tenemos un pequeño masoquista ahí dentro, que
no le importa saltarse las reglas porque está loco por ese “obstáculo”.
Pero ya no me refiero a J., sino a quienquiera que sea mi
alma gemela. Y es muy cursi hablar en estos términos; pero una alma gemela
puede no tener que ser la otra mitad. Un libro acerca del amor que he leído me
ha dado a entender que en TODAS nuestras vidas coincidimos con una misma alma
gemela. Una alma gemela es algo que no conseguimos apartar de nuestro corazón,
está imantado a nosotros. Y no quiero pensar que mi alma gemela fue Sergio; no
quiero tener que esperar otra vida. El libro habla de que un alma gemela no
necesita cercanía ni nada físico, pero me saca de quicio pensar todo esto. Sé que
no debería, quiero creer que hay alguien más complementario en mi vida, pero me
está pasando como a cualquier ateo. Si no veo, no creo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario