Sé que me prometí avanzar (o retroceder, no lo sé) contigo
esta semana, pero aun estamos a lunes, no tengo tanta prisa. Necesito claridad
para actuar. Supongo que un sms como propuesta de un café valdrá. ¿Qué pasará
en ese café? Es gracioso, pero… el último momento cafeinómano que tuve fue con
una infusión. Recordemos que café significa pausa diaria, desahogo y calma.
Siempre han dicho que la teína también puede hacer daño,
pero yo soy inmune. Té negro, rojo, verde; de frutos rojos, del bosque. ¿Qué más
da? Y me acuerdo, porque tengo una página agregada a favoritos, de que en
Granada hay muchas teterías; me pilla lejos, pero yo recuerdo una infancia repleta
de botes de té, a veces la mejor tetería está en casa. También hay tés de
caramelo, regaliz, gominola… y mil frutas.
¿Y el café? Evita bajadas de tensión, por supuesto. Pero también
evita que puedas conciliar el sueño, que halles calma en tu almohada. Ahora vayamos
a lo personal.
Tomo té de limón desde los cinco años, pero en un sentido
actual el té lo relaciono con la novedad. Puedo tratar de relacionar el té con
el océano, pues su mayoría es agua, el origen. Origen que a veces ocasiona
catástrofes, como un tsunami. El caramelo, como mucho, produce caries.
Enamorame, amor (seas quien seas)
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