Soy consciente de que podría haber dormido en tu cama. Pero es
que me parece un plan perfecto para desquiciarme. Habría aspirado el olor de
las sábanas y abrazado la almohada con fuerza, como habría hecho contigo. Ayer no
soporté estar sin dormir, y me metí a la cama un par de horas. Pero creo que
fue el tiempo justo para desconectar como es debido, para remarcar en mi
memoria el tiempo que pasé allí, a tu lado. Antes podía decir que “me atraías”,
pero ya sabes que yo soy más profunda, necesito conocer a la gente, y puede que
eso sea lo que pasó el sábado. Te he conocido y me gustas más. Me gusta tu
naturalidad, tus ojos… porque ya no son solo Caramelo; con la luz del sol toman
un color extraño, algo verdoso pero que tampoco es color miel. Me encantan. Podría
decirse que me he enamorado de tu mirada, pero solo eso. En conjunto me gustas,
mucho; ahora soy yo la que está interesada en compartir recuerdos contigo.
¿Sabes? Cuando dormías en el sofá mientras comíamos, a ratos te miraba y me
preguntaba: ¿qué sueñas? Me gustaría protagonizar, al menos, uno de ellos. Adoro
y detesto mis contradicciones emocionales; sé que no estoy enamorada de ti,
pero veo tu nombre con el puntito verde y me entran cosquillas en el esófago. También
me acuerdo de un blog, de hace tiempo, en el que criticaba la expresión “echar
de menos”; a veces no hace falta haber conocido algo para echarlo en falta, y
es lo que me pasa con tus besos. “Si me muerdo los labios es porque echo de
menos los tuyos”. Hacía casi dos meses que había abandonado esa costumbre de
nerviosismo, pero ha vuelto. De hecho recuerdo que la retomé la otra noche, a
un par de metros de ti. No sé si te fijaste, pero ahora entiendo que esa noche
quería besarte. Necesitaba sentir tus labios sobre los míos, y tal vez por esa
ansia no logré descansar. Y tal vez, también por eso, cuando entraste por la
puerta me olvidé del cansancio y sonreí.
¿Y ese abrazo que dije que necesitaba? ¿Por qué no te lo di?
¿Por qué no te lo pedí? Se supone que el alcohol ayuda a desnudar corazones,
pero yo callé más pensamientos que nunca. Entiendo perfectamente que no fuera
el día adecuado para hablar. Pero por eso mismo necesito hablar contigo. Sé que
las cosas hay que hacerlas a la cara, pero el mero hecho de compartir palabras
escritas ya es algo. Por eso estoy nerviosa, nada más. Es ansiedad, pero esta
vez no es desagradable.
Enamorame, amor
No hay comentarios:
Publicar un comentario