Echo de menos sentir que mis labios arden al distanciarse de
los tuyos, la risa tonta cuando tus manos se deslizan por mi espalda, los
suspiros que daba sobre tus hombros cuando jugabas por mi espalda. Echo en
falta el sabor de nuestros besos, esos que conseguían que todo desapareciera. Echo
de menos tus manos abriéndose camino bajo mi camiseta; ese cosquilleo continuo
en el estómago. Echo de menos que te metas conmigo, que me abraces cuando tengo
frío, que me mires a los ojos y sienta vértigo.
Ya no sé ni a quién va. No siempre se “echa de menos” algo
real. Hace no mucho predije que sería un verano cálido, pero, por lo visto, no
es la calidez que esperaba; por ahora. Mientras, por las noches, las sábanas
arden, encierran un mundo que no para de gritar, tal vez porque no encuentra lo
que quiere. Quiero que, cuando me meta a la cama, pueda aspirar su olor, tu
olor; una fragancia que me haga sonreír sin poderlo evitar. Que me digas que
soy dulce o como tú quieras, porque eso significa que me ves, que soy
importante para ti.
Enamorame, amor
No hay comentarios:
Publicar un comentario