Sé que llevo varios blogs sin dejarme llevar, simplemente
relatando acontecimientos. Y puedo garantizar que lo echaba de menos. Este blog
es, ante todo, el espejo de mi corazón. Ahora toca dejar que hablé él solito.
Toma las riendas del teclado.
A veces puedo sentir envidia sana, por tener ante mis ojos
buenos consumidores de mi droga (amor); también puede que mi cerebro se alegre
por ellos y que quiera que nunca se les acabe el suministro de droga… pero mi corazón
siente impotencia por no poder robarles aunque sea unos míseros gramos. Recientemente,
ya lo dije, vi a Esperanza y me dio un vuelco el corazón. Sentí muchísimo por
él, aun lo recuerdo; sus ojos negros quedaron grabados en mi mente, al igual
que la curvatura de sus labios al sonreír. Pero ya es pasado, ya no hay abrazos
suyos, ni consejos ni nada. También he de puntualizar que Caramelo ha cambiado,
por consecuencia de lo que tanto quería: enamorarse. Verle llorar de emoción, y
no de nostalgia, fue el tope; entendí la importancia que le da, la necesidad
que tenía de encontrarla. Y me alegro muchísimo por él; ya sabía de antes que
mis súplicas terminan surtiendo efecto. Ahora queda que se cumpla MI sueño. Los
abrazos siempre serán mis puntos fuertes, por supuesto, pero me parece que ya
no actualizaré su Fórmula secreta. ¿Para qué? Todos, cada uno de los abrazos,
son importantes, y, últimamente, he visto que ser abrazador también llena por
dentro, aparte de que esas 6 reglas no son estrictamente necesarias. Aunque no
la vaya a publicar en blogspot, me gustaría hacer una lista de sonrisas de
miradas; esos ojos que, cuando brillan, te remueven las mariposillas que andan
resecas, sin ganas de vivir, en alguna parte del cuerpo. Y esas miradas no
necesitan estar a centímetros de ti, puede que estén a kilómetros, pero que una
imagen consiga ese revoleteo.
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