20 ago 2013


Pierdo peso, la ansiedad persiste incansable y el hielo no calma mis quejas musculares. Y, según parece, aun estamos en el meridiano de agobio continuo. Esta tarde he comprobado que mi subconsciente en ocasiones grita y pelea en momentos que no debe hacerlo. He sido sincera, he hablado sin tapujos. También he pasado por diferentes versiones: he sido niña, comiendo gominolas; he sido adulta, rozando mi boca con otra. Estrella, gracias una vez más, por hacer mágico un roce sobre mi hombro; por cierto, he descubierto otro punto débil que tal vez conozcas: esa cicatriz en medio del cuello que de alguna manera también me une a ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario