14 oct 2013

STOP, please


Hoy no me apetece ni teclear. Ni ser poética, ni rimar, ni ser positiva. Solo gritar. Pero al final, cómo no, recurro a mi dichosa válvula de escape. Ayer apunté mentalmente pasarme por el trabajo de J.; tengo mis motivos por querer verle y tomar café en su barra. Pero por otro lado, paso de oscurecerle la felicidad que tiene. No seré la primera, pero me alegro más que mucho por su situación. No sé si alguna vez escribí de esto, de él por supuesto que sí. Lo malo es que me haya pillado en esta etapa. No hace tanto de cuando me abrazó porque se lo pedí. Al tiempo me enteré de que, con mis mareos, no me convenía tomar té, pero qué más da.

Ahora es feliz, intuyo que puede enamorarse, si no lo ha hecho ya, y estoy tranquila. A pesar de que él haya sido el único, a pesar de que esté pasando una racha de dependencia emocional brutal, me da paz saber que está bien. Él, que siempre se ha resignado a vivir lo que le toca, ahora… no sé, hablando ayer con él me trasmitía esa magia que yo sentí hace dos años. Y por otro lado me falta tiempo.

Con depresión, cuatro quilos por debajo de mi peso, sin hambre, dividiendo el tiempo de mis días para dormir, estar en el hospital y hacer la compra básica. “No hace falta tener tiempo para un café” ¿Perdón? Yo no lo encuentro. Tal vez sea muy especialita para los cafés, yo qué sé. Pero no me vale tomar un café cualquiera y a toda prisa. Como ya escribí, mi último café duró dos horas, y hubo de todo. No es uno de mis favoritos, pero era el más cercano a mi cama; un domingo por la mañana no se puede exigir mucho.

Pero ya no hablo de J., ni de hospitales, ni de Sergio, ni Océano h… por qué será. Tal vez me haya cansado de compartir el peso de una depresión. Si no duermo bien, es mi problema; si me mareo a menudo, también es mío. Y así podría estar hasta la madrugada. Un “amigo” (entrecomillo porque no sé si puedo considerarlo amigo; digamos que “nos conocemos” y compartimos ciertas formas de ver el mundo, otras no) me ha dicho que nada de lo que pueda pasar en este tiempo es culpa mía. Me lo ha explicado y lo he entendido, es verdad. No deja de ser lógico que me preocupe, pero pase lo que pase no es mi responsabilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario