No somos conscientes de la suerte de cada respiración o cada
latido. Por supuesto que es bueno que, a veces, huyamos de la realidad; pero
esas huidas también formaran parte de nuestro historial vital, que, por otro
lado, será una colección de sonrisas, lágrimas y otros síntomas afectivos las
marcas que dejemos de nuestra existencia.
¿Recuerdas esa tarde, cuando propusimos una cena que nunca
llegó?; cuando te recuperes iremos de rebajas, que aún queda un mes (ya entrado
el otoño y sin haber ido de compras.
Son frases que, habitualmente, carecen de todo, simplemente
rompen el silencio. Pero toda regla tiene excepciones. Tiene que pasar un día, después,
si tengo fuerzas, tomaré ese café que me prometí y reanudaré poquito a poco mi
rutina deportiva. Me parece que es el único método para abrirme el estómago.
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