5 dic 2013

Vuelve el café


Cada escapada, cada sonrisa arrancada por alguien, queda presa en un café. Con hielo, con leche, con dos de azúcar, con espuma… da igual: es café.

Un médico me recomendó que tomase café, por la tensión y sus mareos consecuentes; que cuidase mi alimentación y intentara descansar. Sonreír no está de más.

Y ya no es como antes: varios vahídos al día. Hacía casi un mes que no me pasaba. Tal vez por querer hacer normal lo que es nuevo, si nunca había ido sola, ¿por qué hoy sí?, ciertas conversaciones o alimentos llenos de historias. Me ha costado recorrer el pasillo del autobús, necesitaba aire, por muy frío que esté.

He llegado a casa, y antes de colocar las compras, me he desprendido de mi ropa para refugiarme en mi pijama, esperándome bajo la almohada, calentito, como un café.

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