30 mar 2014

Poco que decir

No podrás decir que no disfruto con la comida, la música, tu risa, tu mirada al otro lado de la mesa.
Igual que no puedes decir que no me quieres. Por mucho que te empeñes en chincharme, ya sé tu truco. Dices justo lo opuesto a lo que piensas. Aun así, te amoldas a mí; me has escrito. Por supuesto, esa cartita ya está guardada.

Volviendo a “Italia”, tú has visto mi temblor, mi entusiasmo, mi emoción, mi ojillos brillantes… por qué brillaban: el piano, el placer de degustar esos platos y, más importante que todo eso, porque estaba contigo. Contigo he compartido cenas y desayunos, pero nos quedaba la comida; objetivo conseguido. Igual que hemos conseguido tantas cosas.

Ya en casa, en tu cuarto, ha sido como siempre, incluso mejor. Me volví a emocionar al leerte y me volví a quedar dormida a tu lado, aunque me negase por hoy. Hoy mi sueño ha durado más tiempo, hoy me has dado besos llenos de ternura y hoy hemos sobrepasado cualquier medida de felicidad, comodidad, complicidad…


Pero, ¿sabes con lo que más me quedo de hoy? Parte de tu carta; me has llamado Luz. Tú, el que apareciste en medio de mi oscuridad; sé que tu situación era similar a la mía, pero me parece tan… idéntico, que no sé qué hacer, qué decir. 

1 comentario: