1 abr 2014

Ni tu ni mi, NUESTRO

Tus vicios. Tus juegos, tu café con dos de azúcar, tus coches, tus peluches.

Mis vicios. Mis libros, mi parte deportiva, mi romanticismo, mis textos.

Como ves, estamos empatados. 4 – 4. Y, poco a poco, tus rarezas ya no son rarezas, ni las mías. Saber que juegas es saber que respiras, conocer tu necesidad de doble dosis de azúcar es igual que saber tu nombre y las carreras son tus ratos obligatorios. Cada personaje de mis historias son sueños por cumplir, o no, mi barra libre de endorfinas se asemeja a un desayuno de hotel, la dulzura es necesaria en cualquier cuento y cada entrada es una emoción.

Nos entendemos en todo, nos gusta todo del otro y nos resbala TODO lo que piense quienquiera que no seamos TÚ y YO. Podría decir que sufrimos cierta bipolaridad; podemos planificar fines de semana o tardes y olvidarnos, a la vez, de la hora qué es, el día y todo.

Como todos, hasta hace muy poco, no soportábamos la distancia física, el no saber del otro y nos importaba DEMASIADO el que dirán. Ahora ya no. Nos da igual comunicarnos cada seis horas, de media; y no creo que sólo hable por mí, me gusta no perder la cordura, me gusta dormir bien y soñar contigo, me gusta presentarte a mis amigos y que confíen en ti y en que me cuidas. Porque es lo que haces cada día, con cada SMS, cada llamada, cada caricia, cada sonrisa.

Hemos ido ya varias veces de compras, me has acompañado a mi mundo de los libros y tú no te has quejado. Porque ya no es MI mundo, sino nuestro. Ver la puerta de GAMES ya no me pone de los nervios, ni entrar en tu habitación u oír “café” y que resulte ser Cappuccino.

Hoy has conocido a Infancia y hemos charlado los tres. Como de toda la vida. De nuestros momentos actuales y de nuestros recuerdos. Ha sido bonito; él conoce mi gran cambio y me ayudó mucho en su momento. Nunca se lo he dicho, pero si lo escribiré aquí. Me encanta estar con él; recuerdo los detalles: los cumpleaños, las tardes en mi casa, los regalitos, las tardes en cualquier parque. Y cuando veo sus ojos, recuerdo todo eso. El apoyo que me dio y me ha dado siempre. Y para rematar, ese café en “El bar del sofá”. Hemos dejado pendiente otro café, sin fecha, y me alegra saberlo.

Pero es mucho más; No es ver a Infancia, no es que tú me llamas Luz, no es que mañana me acompañes al médico, no es que me hayas llevado a mi rinconcito de Roma… ERES TÚ y con eso me vale. Claro que hemos esperado mucho tiempo, claro que hemos sufrido, claro que hemos tenido miedo, pero AHORA estamos juntos y todo lo demás carece de importancia.


No tienen sentido “Quédate” o  “No te vayas”, porque esto sí que sé que es mutuo; nos queremos cerca, nuestros mundos tienen más color, nos ayudamos a sonreír. Sé que lo dije con Sergio, hace mucho, pero ahora tú eres parte de ese oxigeno de mis sonrisas. (Qué nivel, dirás. Y con razón, te he comparado con mi angelito, valóralo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario