Verte dormir, tan confiado en mí y en mis manos, tan preso
de mi aroma dulce y delicado, tan frágil; como yo. Fue inolvidable.
Tanto ayer como hoy, he sentido que estoy correspondiendo a
tu atención, y no significa que me esfuerce, simplemente me gusta. Me sabe bien
saber que yo también hago magia con sólo rozarte.
Pero lo mejor no es eso. Lo mejor es saber que, a pesar de
haber tenido un año complicado, lo voy a terminar con una sonrisa de película. Sí,
sé que es una expresión exagerada, pero es así. Lo siento, Albert, ya encontré
mi brújula; y mi sonrisa, que es lo que más importaba, ¿no?
Me paro a pensar en todas las personas que han intervenido
en mi historial vital este año y me siento… no mal, ni bien, sino confusa. Agradezco
que tratasen de ayudarme a sonreír, pero no les salió bien. Y tú, tal vez por
conocerme de tiempo atrás, tal vez por el destino, tal vez mi situación o quién
sabe si sólo por escucharme, conseguiste abrirte un hueco y orientarme un
poquito hacia mi sonrisa. Quién sabe si ese apagón ya fue una señal para saber
que me darías luz. Quién sabe si mi oscurofobia estaba ahí desde siempre para
valorar la luz que dan personas como tú; perdón, tú y nadie más. ¿De qué valen
mecheros encendidos, si al final se acaba el gas? ¿De qué sirve la luna llena,
si a veces las nubes ocultan su luz? Eso ha sido un golpe bajo hacia J., lo
siento. No olvido que estuvo ese martes conmigo ni que me prometió un café ni
ese otro martes. Pero a veces la luna no es suficiente; ni el deporte, los
libros, el Océano ó la música. Lo siento, de verdad. Hay personas que, sin
hacer nada, lo hacen todo – Madre mía. No soporto las expresiones tan clásicas
- . Y, sinceramente, no sabría decir cómo lo has hecho. ¿Por qué has podido más
que los ansiolíticos? ¿Por qué sonrío con tanta fuerza? ¿Por qué he tardado
tanto en saber que tú… eras tú? Infancia ya me lo dijo; “Amor basado en amistad
es lo mejor”, cierto, pero da rabia haber tardado tanto. Mi Familia ha estado ahí,
como siempre, en cada una de mis caídas – Siento haber mencionado antes a Océano
y El guitarrista por supuesto no son los únicos - , preocupándose, entre mil
cosas, de mi alimentación, mi autoestima frente a mi reflejo y, cómo no, alegrándose
con mis alegrías incluso al otro lado del teléfono. Tato, casi durmiéndose de
pie por no dejarme sola entre lágrimas; Criso, preocupándose por mi alimentación
desde el otro lado del charco.
Pero eres tú. El hilo conductor de mis blogs, el que cambia
mis lágrimas por sonrisas, el que me abraza con fuerza cuando tiemblo, el que
me espera. El que, poco a poco, se esfuerza en hacer realidad esos sueños tan
edulcorados que he tenido siempre. Y tú, mientras, insistes en sumergir
chocolate blanco en un café.
No hay comentarios:
Publicar un comentario