29 mar 2014

Verte dormir, tan confiado en mí y en mis manos, tan preso de mi aroma dulce y delicado, tan frágil; como yo. Fue inolvidable.
Tanto ayer como hoy, he sentido que estoy correspondiendo a tu atención, y no significa que me esfuerce, simplemente me gusta. Me sabe bien saber que yo también hago magia con sólo rozarte.
Pero lo mejor no es eso. Lo mejor es saber que, a pesar de haber tenido un año complicado, lo voy a terminar con una sonrisa de película. Sí, sé que es una expresión exagerada, pero es así. Lo siento, Albert, ya encontré mi brújula; y mi sonrisa, que es lo que más importaba, ¿no?
Me paro a pensar en todas las personas que han intervenido en mi historial vital este año y me siento… no mal, ni bien, sino confusa. Agradezco que tratasen de ayudarme a sonreír, pero no les salió bien. Y tú, tal vez por conocerme de tiempo atrás, tal vez por el destino, tal vez mi situación o quién sabe si sólo por escucharme, conseguiste abrirte un hueco y orientarme un poquito hacia mi sonrisa. Quién sabe si ese apagón ya fue una señal para saber que me darías luz. Quién sabe si mi oscurofobia estaba ahí desde siempre para valorar la luz que dan personas como tú; perdón, tú y nadie más. ¿De qué valen mecheros encendidos, si al final se acaba el gas? ¿De qué sirve la luna llena, si a veces las nubes ocultan su luz? Eso ha sido un golpe bajo hacia J., lo siento. No olvido que estuvo ese martes conmigo ni que me prometió un café ni ese otro martes. Pero a veces la luna no es suficiente; ni el deporte, los libros, el Océano ó la música. Lo siento, de verdad. Hay personas que, sin hacer nada, lo hacen todo – Madre mía. No soporto las expresiones tan clásicas - . Y, sinceramente, no sabría decir cómo lo has hecho. ¿Por qué has podido más que los ansiolíticos? ¿Por qué sonrío con tanta fuerza? ¿Por qué he tardado tanto en saber que tú… eras tú? Infancia ya me lo dijo; “Amor basado en amistad es lo mejor”, cierto, pero da rabia haber tardado tanto. Mi Familia ha estado ahí, como siempre, en cada una de mis caídas – Siento haber mencionado antes a Océano y El guitarrista por supuesto no son los únicos - , preocupándose, entre mil cosas, de mi alimentación, mi autoestima frente a mi reflejo y, cómo no, alegrándose con mis alegrías incluso al otro lado del teléfono. Tato, casi durmiéndose de pie por no dejarme sola entre lágrimas; Criso, preocupándose por mi alimentación desde el otro lado del charco.

Pero eres tú. El hilo conductor de mis blogs, el que cambia mis lágrimas por sonrisas, el que me abraza con fuerza cuando tiemblo, el que me espera. El que, poco a poco, se esfuerza en hacer realidad esos sueños tan edulcorados que he tenido siempre. Y tú, mientras, insistes en sumergir chocolate blanco en un café. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario