Solemos empatar. Cuesta un tiempo que yo conozca a ciertas
personas, pero también al revés.
Cuatro años para abrir los ojos. Siete días para pisar tu
casa y conocer a tu familia. Cinco semanas para abrirte un hueco en casa.
Equilibremos comida familiar con cappuccino en la cocina y
un par de cenas con partidas relacionadas con caramelos.
Hoy he conocido los nervios, no confundir con miedo. Pero me
lo has hecho fácil. Como siempre, has templado mis nervios. Ya no es gracias al
sofá ni a cualquier interacción psicológica. Eres tú, porque, aunque a veces no
consigas hablar, aunque a veces te emociones o sientas rabia, es bonito sentir;
pero más bonito es ver que expresas lo que ronda por tu corazón. Momentos confusos
a veces, pero y qué; la vida no suele ser clara. Para esos momentos de
incertidumbre estoy yo a tu lado. Intentare sacar de tu cabeza cualquier preocupación
y haré que veas luz donde ves oscuridad. Recuerda que eres Linterna, mi luz en
la oscuridad.
Pero también me escribiste que yo soy tu luz.
Déjate alumbrar. Déjate oxigenar. Déjate sonreír.
Déjate no dejarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario